El grafiti basa su origen en la antigua Roma, es un dibujo con ilustraciones abstractas o mensajes escritos realizados con pinturas en aerosol en diferentes lugares.

En nuestra ciudad Bogotá, es un tema complejo que nos impacta socialmente, en algunas ocasiones para bien y otras para mal, ya que, en cada espacio público sea de norte a sur, o de oriente a occidente, o a donde uno se dirija se visualizan los grafitis.

Se evidencia tanto el arte urbano bien trabajado con pinturas e imágenes que muestran la labor del diseño verdadero, como también aquellos grafitis malintencionados con mensajes que solo evidencian irrespeto, realizados en lugares públicos como postes, fachadas, portones, antejardines, muros, paredes, puentes, esculturas, que solo ensucian la ciudad y atentan contra la propiedad ajena y reflejan un mal manejo de este arte que podría llegar a considerarse como vandalismo.

Por un lado, debemos convocar una jornada de limpieza, pintar nuestras fachadas, paredes e instalar una placa indicando que es propiedad privada y no autorizamos el grafiti.

Por otro lado, es necesario ubicar los espacios cedidos y debidamente autorizados por el gobierno o privados para que se conviertan en fuente de creatividad, para que se realicen los grafitis que reúna sentimientos y pensamientos de manera artística y así los grafiteros o artistas puedan tener un reconocimiento y convertir esta actividad en una fuente de ingreso y turismo.

En Bogotá la alcaldía brindo un espacio en la localidad de Puente Aranda, para que artistas urbanos nacionales e internacionales promuevan sus dibujos, actividad que se convierte en una alternativa de turismo en medio de una zona industrial.

Los invito al cambio y que el grafiti se puede emplear con un fin justificable y sea un aporte positivo para la sociedad, respetando la propiedad privada, sin afectar las fachadas de las casas y edificios.